martes, 8 de septiembre de 2009



UNIDAD 1 ESTÉTICA: TRABAJO COLABORATIVO 1


1. La estética estudia el modo y manera de las percepciones, sensaciones y representaciones humanas, indaga por los efectos que los fenómenos, según su forma y esencia producen sobre la sensibilidad e imaginación humana, los cueles pueden disfrazarse como representaciones de belleza, fealdad, sublimidad, procurando también alcanzar el saber de por qué nos gusta o no nos gusta algo. Además de esto nos lleva a examinar la actividad de la fantasía y la manifestación de la actividad estética en su objetivo privilegiado la obra de arte. El hombre, con facultades que le hacen tal se halla colocado en el mundo que obra sobre él y sobre aquellas facultades. Los sentidos son los que le sirven de intermediario entre el mundo y su propia esencia. Distinguimos en los sentidos el tacto, el gusto el olfato y la vista. Se le llaman sentidos inferiores al tacto, al gusto y al olfato, y superiores al oído y la vista. La conjugación y armonía de los sentidos junto con la expresión de sentimientos dan como resultados las formas estéticas o no estéticas de concebir el mundo del arte.


Lo bello es la forma de representación que responde a las leyes propias de nuestra sensibilidad por tanto el sujeto debe aprender algo por los sentidos. El objeto aprendido debe tener cierta fuera o magnitud, esto es, una significación que, no obstante, no es unívoca. por ejemplo, un poema es susceptible de múltiples interpretaciones, lo cual manifiesta mayor estímulo de calidad en tanto obra de arte; mientras que un texto de carácter técnico tiende a ser entendido de una manera uniforme por la comunidad de sus lectores.(1)


La estética del siglo XX parte, de dos presupuestos; en primer lugar, su objeto de estudio no puede ser otro que el arte, y en segundo lugar, el arte es un medio de acceso a la Verdad.


Pero si el objeto de estudio de la estética es el arte, entonces la estética se convierte en una disciplina que depende de otra, esto es, en una disciplina parasitaria. Claro que, como dirán algunos, a través del análisis del arte se pueden comprender otras muchas cosas, y de hecho, pensadores como Adorno o Benjamin vinculan la estética con la ética o con la política. La estética no es la única disciplina filosófica que se ha convertido en parasitaria: hoy en día en las facultades de filosofía se estudian asignaturas como filosofía política, filosofía social, filosofía de la ciencia, filosofía del lenguaje, filosofía de la historia, bioética, etc.


La estética no ha seguido un camino distinto del resto de la filosofía. El declive de la metafísica obliga al pensamiento filosófico a centrarse en problemas concretos que ya han sido invadidos por el método científico. Y cada una de estas filosofías pretende abarcar a todas las demás. La filosofía del lenguaje postula que todos los problemas filosóficos son malentendidos causados por la ambigüedad e imprecisión del lenguaje natural, la filosofía de la historia nos dice que sólo es posible comprender un paradigma histórico dentro de su propio contexto, etc. Lo cierto es que el destino de la estética, y de la filosofía en general, lejos de dirigirse a un conocimiento que englobe a todos los demás, parece convertirse en una reflexión o meta-reflexión de cada una de las disciplinas que conforman la actividad humana, sea científica o artística.(2)


Lo estético tiene una esencia. La esencia de lo estético no es simplemente lo bello o lo sublime, tampoco lo bueno o lo verdadero. La esencia de lo estético es el ser estético. El ser estético no es un ser en sí. El ser estético es el poner en contacto. Lo que es puesto en contacto es el uno y la alteridad. El ser estético es condición fundante del ser uno y el ser alteridad. El ser estético como esencia se accede en sus mediaciones. Una de las mediaciones paradigmáticas es el arte. El arte no tiene una esencia. El arte es, en todo caso, el acceder de una -unas- esencia -esencias-. El arte no es una mera imitación o reflejo de la naturaleza. Tampoco es la mera expresión (imitación, reflejo) de la subjetividad de un sujeto.


El arte, en tanto que acceder de lo estético, es un poner en contacto. El arte es mímesis. El arte es reflejo. El arte es el espejo en el que accede el acceder de lo estético. El artista, la naturaleza, el espectador, tal y como se entienden desde la facticidad no esencial, no son más que elementos de la facticidad del acceder, y ninguno de ellos es esencial. Cada uno observa el reflejo del acceder y se refleja a sí; lo que la esencia en su acceder permite que sea reflejado. Poner en contacto es poner a prueba. El arte pone en contacto sus elementos de la facticidad en el acceder de la esencia, y con ello, los pone a prueba. No es el arte lo que se ve cuando se mira la obra de arte. No es lo estético mismo lo que se ve cuando se contempla la obra de arte. No es un reflejo de la naturaleza lo que es en sí, ni un reflejo de la subjetividad del artista lo que ésta quiere expresar. Lo que el arte retrata no es el paisaje, ni el sentimiento. Si es un espectador quien contempla, se ve a sí mismo en la obra de arte.


El arte pone en contacto con uno mismo. El uno mismo se refleja en la obra de arte. El uno mismo se pierde en aquello con lo que es puesto en contacto, que es él mismo. En ese ser sí mismo se descubre a sí. En esto se pone a prueba a sí mismo. Lo estético en su acceder a través del arte accede a través del ser humano. Pero la esencia en sí misma no pertenece al ser humano. Por lo tanto, algo siempre escapa al ser humano en su ser accedido por la esencia de lo estético. En el arte algo siempre se le escapa al ser humano, si es capaz de reflejarse en él en el reflejo del acceder de lo estético. El ser humano se pone a prueba en ese ponerse en contacto con aquello que se le escapa.


El ser humano no puede entenderlo -no se trata de comprensión, sino del acceder de la esencia-, pero es accedido en su ser inesencial. En este ser inesencial redescubre su fragilidad y su ser accedido por la fortaleza misma.


Relación entre gusto y conocimiento


Necesariamente a mi forma de ver y apreciar claro que existe relación entre gusto y conocimiento, el solo hecho de gustarme algo o tener cierta cercanía con lo que mi mente percibe y la subjetividad e impresión que el gusto despierta deja entrever el conocimiento de dicha subjetividad. Creo no estor lejos del pensamiento de Kant cuando afirma:


“Cuando el arte, adecuado al conocimiento de un objeto posible, ejecuta los actos que se exigen para hacerlo real, es mecánico; pero si tiene como intención inmediata el sentimiento del placer llámase arte estético. Este es: o arte agradable, o bello. Es el primero cuando el fin es que el placer acompañe representaciones como meras sensaciones; es el segundo cuando el fin es que el placer acompañe las representaciones como modos de conocimiento. (…)


“El conocimiento es el hecho de fijar la atención de la Estética sobre lo sensible (sensación, percepción, imaginación), va a significar que los filósofos del siglo XVIII buscarán una jerarquización y diferenciación de las artes. Así, para algunos la música es el arte superior a las demás, o se considera que la pintura es apta para la captación de acciones instantáneas dentro de un espacio determinado, mientras que la poesía es mejor para presentar el desarrollo temporal de las pasiones. Sin embargo, veremos más adelante que todas las artes son capaces de sugerir indisolublemente, tanto el tiempo como el espacio. Por otra parte, más que hablar de la superioridad de una clase de arte sobre la otra, es más conveniente decir que cada arte tiene un estatuto perceptual propio que nos abre a revelaciones que de otro modo no podríamos tener. El conjunto de las artes potencia, de este modo, nuestros sentidos, nuestra sensibilidad, nuestra imaginación, permitiéndonos comprender mejor tanto al mundo como a nosotros mismos. “(3)


Por otra parte, el concepto “juicio del gusto”, referido a lo estético, proviene de Kant, en su obra Crítica del juicio. A este autor se debe la afirmación de que el juicio del gusto estético tiene carácter universal. Cuando decimos “esta rosa es bella”, según Kant estamos expresando un juicio que tiene validez universal, pero para ello el sujeto debe estar en actitud estética.


“Existe una continua dialéctica entre el artista y la sociedad. Como se trata de formas imaginarias, creadoras, el arte siempre desafía a la sociedad, hasta el punto que grandes artistas han sido incomprendidos en su época, como es el caso de Bach o de Cézanne. Esto ocurre porque el artista, con su capacidad de revelación, está renovándose continuamente. Incluso cuando es aceptado tiende a pensar que su lenguaje se ha anquilosado. Entonces empieza nuevamente la dialéctica; el artista encuentra nuevas formas que son difíciles de aceptar. “ Esta dialéctica constante nos obliga a afinar la sensibilidad, a perfeccionar nuestro gusto estético, lo que significa que nuestra interioridad se activa, poniendo en juego todas las facultades, en un ejercicio que nos revela lo que los demás lenguajes no pueden entregar. De esta manera se ensancha nuestra comprensión del mundo y del hombre.


Kant: “la complacencia que determina los juicios del gusto es ajena a todo interés”…


He aquí las palabras de Kant: "La complacencia que determina los juicios del gusto es ajena a todo interés. Llamamos interés a la complacencia que lleva aparejada para nosotros la representación de la existencia de un objeto. Este guarda siempre, por tanto, relación con nuestra capacidad de apetencia, bien como razón determinante de ella, bien como algo necesariamente relacionado con su razón determinante.


Ahora bien, cuando nos preguntamos si algo es bello, no tratamos de saber si esperamos o podríamos esperar algo de la existencia de una cosa, sino sencillamente cómo la enjuiciamos desde el punto de vista de la simple contemplación (intuición o reflexión)."


La existencia real del objeto de mi vivencia estética de percepción o representación es indiferente para mí, toda vez que no quiero ni espero de él nada práctico, que no mantengo con él ninguna relación seria. Se trata, simplemente de saber si la sola representación del objeto lleva aparejada, en mí, una sensación de agrado. Según Kant, "los juicios del gusto son puramente contemplativos, es decir, juicios que, mostrándose indiferentes en lo que se refiere a la existencia de su objeto, sólo se preocupan de una cosa: de saber si provocan en nosotros la sensación de agrado o desagrado". Cuando digo que tengo interés por un objeto, quiero decir, entendida la cosa en este sentido, que la existencia de ese objeto significa algo para mí, que me importa su existencia empírica, el objeto mismo, y no meramente su imagen, su representación, la qualitas y la essentia, pura y simplemente.


En cambio, cuando por "interés" entendemos el que nos sugiere el puro y simple modo de ser de algo dado, nada puede objetar a ello la estética de la contemplación. Hay que saber distinguir, por tanto, entre interés real e interés ideal. Y asimismo subraya Evon Hartmann, quien en éste como en otros puntos atenúa el rigorismo estético de Kant, que la forma de la apariencia estética es perfectamente compatible con la existencia de un interés ideal por la representación de un objeto, por la existencia irreal de éste. Toda otra actividad humana, si ha de tener un sentido, tiene que encaminarse a un fin; el comportamiento estético, en cambio, se caracteriza por ser algo desinteresado, entendiendo por interés la referencia práctica a un fin.


El comportamiento no aspira, aquí, a nada fuera de sí mismo y del objeto que le sirve de contenido, puramente en cuanto a su modo de manifestarse, en la imagen pura con que se revela a nuestra contemplación. En el instante mismo en que se desliza en el comportamiento estético un fin externo, cualquiera que él sea, aquél deja de ser lo que es o pierde, por lo menos, su pureza.



lanausea2000.blogspot.com/.../lo-que-queda-de-la-estética-en-el siglo.html
ontopop.blogspot.com/2009/02/lo-estetico.html
Aumont, J. La estética, hoy. (1997). Madrid: Cátedra, 1998. Bozal, V. El gusto, Madrid, 1999.
artistasallende.blogspot.com/.../la-esencia-de-lo-estético-friedrich.htmlz En cachéSimilares

No hay comentarios:

Publicar un comentario